Llega noviembre y con él el cambio de hora. Uno de los principales argumentos para este cambio de horario, es el supuesto ahorro energético que éste produce. Despertarnos de noche, para en teoría, disfrutar de una tarde con más horas de luz parece no producir un ahorro energético considerable.
Este hecho viene apoyado por un estudio elaborado en Australia. En él se demuestra la demanda energética se incrementa por las mañanas, compensando así la teórica reducción de demanda nocturna.
El alumbrado público es un buen ejemplo. Por las mañanas las farolas se apagan más pronto, pero por la tarde deben encenderse mucho antes. En cuanto al sector industrial, la medida del cambio horario no produce ningún efecto. Esto se debe a que, sea cual sea el huso horario, la iluminación en las fábricas siempre procede de una fuente artificial.
A nivel doméstico, influye mucho el cambio de bombillas. El paso de bombillas de incandescencia a otras más eficientes, ha reducido el consumo energético. Esto hace que la demanda energética en el ámbito doméstico haya disminuido, haciendo prácticamente irrelevante el teórico ahorro producido por el cambio horario.
Pero el sector energético no es el único que entra en juego en el retraso del reloj. A nivel laboral también influye. Por un lado, el horario invernal está pensado para que los trabajadores se despierten y ya sea de día al otro lado de la ventana. Sin embargo, esto supone que al salir de trabajar ya sea de noche, no pudiendo así disfrutar de unas horas de luz natural en parques y jardines al llegar a casa.
Esto es un hecho a tener muy en cuenta de cara a los más pequeños. Al privarles de luz por las tardes, se limita la estancia y el juego en el exterior, aumentando la demanda de contenidos en dispositivos móviles o de la televisión.
Otro de los aspectos que se ve comprometido con el cambio horario es nuestro cuerpo. Cambiar los ciclos de sueño de nuestro organismo puede ser una tarea que puede llevar hasta semanas, influyendo directamente en nuestro descanso y, por tanto, en nuestra salud y rendimiento laboral
Fuente: Xataka / La Vanguardia