Según una entrevista publicada recientemente en el diario El Mundo con el profesor de Ingeniería Civil y Medioambiental de la Universidad de Stanford, Mark Jacobson, “el coste total de la contaminación del aire en España es de unos 92.000 millones de euros, o un 7,7% del PIB”. Esto supone unos 1.825 euros por persona.
A la luz de sus matemáticas, queda claro que el cambio climático nos está pasando factura. Una factura que se cobra dinero y, lo que es peor, se cobra también nuestra salud. Y es que, como apunta Jacobson, tras combinar concentraciones actuales de contaminantes, población y riesgo relativo, las muertes prematuras por contaminación en nuestro país ascienden a unas 27.000 al año. ¿Las causas médicas? Enfermedades cardiovasculares, respiratorias y complicaciones causadas por asma.
No obstante, dice el experto en energías limpias que esta situación puede cambiar, que la solución a este desperdicio de dinero y al déficit en nuestra calidad de vida está en nuestras manos y no es una utopía, como algunos intentan hacernos creer. La clave está, claro, en las fuentes de energía renovables: la eólica, la hidráulica y la solar.
Parece que ha llegado el momento, no solo de imaginar un mundo nuevo y saludable, sino de trabajar para hacerlo posible. Y para ello habrá que cambiar también nuestra forma de pensar: las energías limpias, que parecen más caras, son en realidad un coste menor para todos, ya que nos hacen consumir mucho menos.
Como afirma Jacobson en su entrevista, en España, gracias a este sistema, «cada persona ahorraría 140 euros al año en electricidad». Por otro lado, no tendría que existir una pérdida de puestos de trabajo, ya que se produciría una transferencia desde la industria de la energía fósil a la limpia, creándose en nuestro país hasta 182.000 empleos tras esta reconversión.